lunes, 10 de septiembre de 2007

Así pues, cuando alcancen la edad de ser puestos bajo la dirección de los pedagogos, se ha de tener gran cuidado en la elección de estos, y no hacer lo que hacen muchos. De los esclavos buenos, a unos hacen agricultores, a otros pilotos de sus naves, a otros mercaderes, a otros mayordomos y a otros banqueros; y, si encuentran a un esclavo bebedor, goloso y que no sirve para nada, se lo llevan y le entregan sus hijos. Según eso, decía el viejo Sócrates: “ A donde, hombres, os dejáis llevar los que ponéis todo vuestro esfuerzo en la adquisición de riquezas, pero os preocupáis poco de educar a los hijos a quienes se las vais a dejar “. Se debe buscar para los hijos, maestros irreprochables por su género de vida, irreprensibles en sus costumbres y los mejores por su experiencia, pues la fuente y raíz de una conducta intachable es casualmente una buena educación. Y ante todo, es necesario que los padres con su conducta y haciendo lo que deben, se ofrezcan a sí mismos como ejemplo claro para sus hijos, para que, mirándose en la vida de estos como en un espejo, se aparten de obras y palabras vergonzosas. Sobre la educación de los hijos, PLUTARCO Nació en Queronea (Grecia) hacia el año 46, tuvo una educación Académica en Atenas –matemáticas, filosofía, retórica, etc- que le convirtieron en un autor de vasta cultura, claridad y fuerza que no ha perdido con el paso del tiempo.

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