sábado, 30 de agosto de 2008

...y en algún momento no muy lejano se hará la luz.

Lo mío no son los comentarios de la actualidad, pero a veces es inevitable. Creo que a Henry David Thoreau le hubiese gustado escribir su Diario en un blog -aunque decía que vivía en el mejor lugar y en el mejor momento-, lo que no le hubiera gustado es la tan renombrada fiesta en días pasados, llamada tomatina. Durante todo el día los telediarios, periódicos y hasta el buscador Google nos han mostrado imágenes de algo tan absurdo como tirar y desaprovechar un alimento, que debiera ser y es, sagrado, en todas las culturas y en todas las civilizaciones. Así nos colocamos por debajo de los antiguos, griegos, egipcios, hebreos y otros que ofrecían sacrificios a los dioses por cuestiones religiosas, pero ni siquiera esa excusa tenemos. Como muchas otras fiestas que llamamos tradicionales, porque se celebran desde hace tiempo únicamente, son una exhibición de la barbarie que en el siglo XXI aún domina a los humanos y en fechas concretas se da rienda suelta a los instintos más bajos (con el maltrato animal) , o más tontos, como el de los tomates, que al precio que tienen en los supermercados resulta incomprensible. Como debe ser incomprensible para tantas personas en el mundo que no tienen lo necesario para subsistir. También hay tradiciones razonables como el PanyQueso, pues los alimentos se comen y no hay desperdicio, de todos modos creo que nuestras Fiestas necesitan una urgente revisión, con mucho sentido común y gran respeto por el resto de los seres vivos. Todos debiéramos preguntarnos si de verdad nos gusta tanto malgastar los recursos del Planeta y si no sabemos otras maneras de divertirnos.

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