martes, 22 de septiembre de 2015

La odisea griega

No permitan que la democracia sea aniquilada en la tierra donde nació. No permitan que otro Parlamento sea obligado a votar en contra de la voluntad del pueblo y en contra del mandato de sus diputados. No permitan que los derechos humanos, la vida humana, la dignidad humana y los principios más valiosos de las Naciones Unidas sean pisoteados para servir al sistema bancario.
El mundo que quieren los pueblos no puede construirse sin los pueblos del mundo. Gracias.
Así terminaba el discurso de Zoe Konstantopoulou, ex-presidenta del Parlamento griego en la sede de Naciones Unidas, New York, el 2 de Septiembre de 2015.
Es interesante en su totalidad, pero el mundo y especialmente la Europa a la que pertenece Grecia hace oídos sordos a cualquier clase de plan propuesto por el pequeño país heleno. El día 20 han celebrado elecciones y a pesar del desencanto, Syriza y Tsipras han vuelto a recibir la confianza del pueblo para hacer un esfuerzo titánico y tratar de emular a dioses y héroes. Les deseamos inteligencia, coraje y suerte. Y que la vuelta a Ítaca dure menos de 20 años.

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