lunes, 4 de julio de 2011

Las Modas

Hace cincuenta años el idioma francés era más importante en el mundo que hoy, era la lengua diplomática y en España se enseñaba en el Bachillerato. Con los avances estadounidenses el Inglés le arrebató ese lugar de privilegio y tantos españolitos que aunque no entendíamos a los nativos de La France, sí podíamos leer, Le petit prince, o aquellas revistas tan chulas que llegaban en los años setenta, nos encontramos con que las películas francesas ya no están de moda, -Alaín Delón se hacía mayor-, el papel couché de aquí era tan atractivo como el suyo, sus mejores libros se tradujeron… el Je t'aime... moi non plus se gastó de tanto ponerlo en los toacdiscos y llegó arrasando la música inglesa, la americana, del norte. Hasta la australiana, con aquellos inolvidables Bee Gees, tan dulces ellos y el castillo de naipes francés se desmoronó, fue sustituido por tantas novedades y tecnologías angloparlantes, que muchos que no tuvimos ocasión de aprender inglés en la niñez nos sentimos un poco analfabetos y aunque hemos intentado subsanarlo después, pocos lo han conseguido. Así la literatura inglesa o americana, no traducida, posee una dificultad difícil de superar cuando uno piensa que la vida no le va a alcanzar para conseguir leer a sus autores favoritos y se tiene que contentar con lo poquito que comprende y las más o menos acertadas traducciones directas de una computadora. Sin embargo, doy gracias por esta globalización del siglo XXI, porque la satisfacción y el disfrute de estos libros en esas raras condiciones, no es menor.

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