jueves, 14 de junio de 2012

Las apariencias engañan

 Podemos jugar a buscar las diferencias. Aparentemente son pocas, tienen el cuerpo blanco y la cola negra, una oreja blanca y otra negra, las características de ambos corresponden al british shorthair. Los dos son de ascendencia y lugar desconocidos. La diferencia más notable son sus patas, uno tiene más.
Para quienes los conocemos bien, son dos gatos muy distintos, Leo tiene casi 12 años, llegó de meses y posiblemente Jhonny tenga 2 años, creo. Leo está acostumbrado a vivir con su minusvalía y no se acobarda ante ningún otro, corre y hace lo que quiere sin limitaciones, es estremadamente cariñoso y tozudo para conseguir lo que pretende. Es una delicia de animal.
Jhonny llegó hace un año y supongo que reconoce a Leo como a alguien de su familia, su madre o hermanos debían ser así, porque desde el primer día se pegó a él como si reconociera su gran parecido y sigue colocándose siempre cerca. Quiere imponerse al resto y pelea con todos, no les deja comer cuando él lo hace, excepto a Leo. Tampoco se deja tocar por ninguna persona, es desconfiado y huidizo, quizá por la dureza de su vida anterior que desconocemos. Lo cierto es que gracias a esa especie de mimetismo que tiene con Leo, pudo quedarse, ya que a cierta distancia se confundian y no sabían que era alguien nuevo en su territorio. Para alguien que no les conozca podrían ser dos hermanos, pero la realidad es otra. Esto me hace pensar que las cosas muchas veces no son lo que parecen, que debemos profundizar para averiguar las verdades, sin juzgar antes de tiempo. Yo misma suelo hacer esto y aunque intento corregirlo, no siempre
lo consigo, hacer juicios precipitados es muy humano, pero poco acertado. A veces, esa frase de: Esto no es lo que parece, está bien.

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