martes, 31 de mayo de 2016

Mi realidad y la tuya




Hoy he leído que sufrimos más por lo que interpretamos que pasa, que por lo que realmente sucede. Estoy totalmente de acuerdo, puedo recordar varios episodios de mi vida en los que me he sentido herida y terriblemente infeliz por comportamientos que no sólo no entendía, sino que me negaba a asumirlos y me angustiaban profundamente.
Viéndolo a cierta distancia y después de trabajar bastante la mente, para que el cerebro trabaje a mi favor y no en contra, me doy cuenta de esa realidad, que nos hace pasar gran parte de nuestra vida disgustados, enfadados y preocupados por el comportamiento de otras personas, cosa que desde luego escapa totalmente a nuestro control.
Creo que esta es una de las pocas cosas que he aprendido y tengo la seguridad de que es cierto, no podemos cambiar las preferencias ni la manera de comportarse de los demás. Se puede argumentar que a veces la respuesta viene dada por una actitud nuestra inadecuada, pero aquí entraríamos en la discusión de lo inevitable, lo que ha sucedido ya no se puede cambiar.
Conclusión: No debemos dar a nadie el poder de hacernos daño.
Mis pequeños felinos, el único daño que provocan, es cuando desaparecen, no hay nunca malas interpretaciones como con los animales humanos.
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