viernes, 22 de junio de 2018

Banda, jauría, manada y otros animales

La manada a la calle. Nos hemos levantado hoy con este nefasto titular. Terrible que sea tan barato agredir, usar, violar a una joven de 18 años, por 5 individuos sin escrúpulos. ¿En qué cabeza masculina cabe que ella quería todo eso? Hemos aguantado tanto, tantos años, hemos callado tantos siglos. Hemos soportado y hemos creído que no había otra salida. Ahora en el siglo XXI, por fín, podemos denunciar y esperamos que se haga justicia, que toda persona tiene derecho a que se respete su cuerpo y a no ser usada  para la lascivia de algunos.
Que condenen a ese médico que a los 18 años y porque vas sola a su consulta, por una lesión en la rodilla, te haga desnudar entera y compruebe que eres virgen y sales de allí tan confundida que no se lo cuentas a nadie, porque el médico es una autoridad y tu madre, te diría: Tonta ¿por qué te has dejado? Luego sigues siendo tonta y dejándote en alguna ocasión por no saber evitarlo o sufres una  violación en una carretera solitaria, por hacer auto-stop (menos mal que esa manera de viajar ya está en desuso) y así, vas aprendiendo que eres mujer y debes evitar estar a solas con ciertos hombres, ir a ciertos lugares o vestirte de manera que le parezcas demasiado atractiva a algún desaprensivo libidinoso en algún sitio poco concurrido.
Queremos que se respete a la persona, en este caso a la mujer, que se cuente siempre con su aprobación, que aquello tan de moda en los años 70: Dice que no, pero lo está deseando, no era así, no es así. No es no y si por la situación, se entra en shock y no se reacciona, también es NO. Pienso que es mucho más satisfactorio para cualquier hombre una relación sexual, con una mujer que desea tenerla, que tampoco sirve eso de sexo consentido ¿Que consiente? ¡Triste! ¿No?

Apuesto por la sinceridad en cualquier tipo de relación humana, por el respeto a la otra persona y por el trato delicado y amable siempre. Además, denominarse Manada,  ofende a los lobos, que nunca, serían capaces de emular las deleznables hazañas de los animales humanos.

martes, 19 de junio de 2018

Una vida entre Cádiz y Sevilla


De una gata madrileña que nunca viajó y aunque hoy
 es un No cumpleaños triste, Minnie fue feliz con nosotros.
 Volvíamos de un viaje a Cádiz, donde vi muchas madres gatas con sus pequeños al lado del mar, me hubiese gustado ayudarles, pero no sabía cómo, así que únicamente deseé de corazón que pudiesen criar bien a todos sus hijos. Llegamos a casa y nuestros gatos estaban bien, había uno pequeño y rubio, que parecía Yaky, pero no. Era nuevo. Nervioso, con miedo a que lo echásemos, retrocedía un poco si nos acercábamos, aunque enseguida tomó confianza y apreció que le dejásemos entrar. Como parecía joven, puse un anuncio para buscarle casa, dos meses dije que tenía, sin ánimo de engañar.
Mientras aparecía alguien dispuesto a adoptarlo, lo llevé al veterinario y comprobé que no tenía tanta experiencia en gatos. Era gata y estaba preñada, a la mitad de embarazo aproximadamente.
Decidí que se quedase, iba a ser complicado darla así. Tenía un tamaño muy pequeño comparada con el resto de gatas, Luna, Goldi, Peguís y Yaky. Así que la llamamos Mini o Minnie
La habían echado de alguna casa y ella quería quedarse, así que tenía un comportamiento obediente y cariñoso.
Llegó Junio y pensé que era tan frágil y pequeñita que necesitaría ayuda en el parto y desde los primeros días nos quedábamos las dos durmiendo en la habitación del sótano, que en aquellos días era un lugar tranquilo y adecuado. Nacieron en las primeras horas del día 19 de Junio de 2008. Uno naranja, atigrado como ella, otro gris oscuro, otro naranja dorado y finalmente uno más oscuro, casi negro.




 Los chicos rubios fueron a casas de personas que deseaban cuidarlos y espero que tengan una vida feliz. Las niñas morenas se quedaron con nosotros y se convirtieron en bellezas que obviamente merecían los nombres de Helena 
y Briseida. De ellas he hablado algunas veces y se ven en muchas y bonitas fotos. Helena desapareció y nunca la volvimos a ver, Briseida fue atropellada en 2015.
Ya solo nos quedaba Mini, que esperó a que volviésemos de otro viaje, esta vez de Sevilla, nos saludó agradecida, pidió su comida favorita, la comió con agrado y fue a reposar ... Gracias por esperarnos, para verte por última vez.
Por estos diez años enseñándonos a ser buenas madres, buenas abuelas y buenas personas. Por tu cariño, por venir siempre que te he llamado, por querer estar a mi lado siempre, por recibir a los invitados con muestras de alegría, por ser limpia y educada. Podría seguir enumerando tus virtudes, pero hay que acabar, como tu hiciste, sin esperar al cansancio ni a que la enfermedad derrote. ¡Donde quiera que estés, te seguimos amando!