sábado, 30 de julio de 2016

La mar serena


Me siento agradecido por todo lo que tengo y todo lo que soy.
                                                                                   H. David Thoreau

Agradecida por estar mirando este mar azul, verde, turquesa, ocre, siena y bitumé en las rocas, oscuras y doradas. Este bitumé, no sé porque lo denominaban así, pero es el mismo tono que tanto me gustaba cuando dar color a un lienzo en blanco era una satisfacción para mí.
Ahora pienso que, capturar este inmenso azul mediterráneo es imposible sin verlo. Imposible no, siempre hay algún artista con ese gran don.
Es un placer y no pequeño, además de mirar el mar, que ya lo decía en una canción Luc Barreto, hacer mindfulness, sentir profundamnete la frescura del agua dando tal ligereza al cuerpo que te hace ser protagonista del ballet del Lago de los Cisnes, sin esfuerzo, sin ensayo y consiguiendo la mejor actuación de tu vida.
Olas de mi color favorito que rompen en la arena, como esponjoso merengue,dulce y sonoro.
Cada sentido se lleva su parte de felicidad, el olfato: ¡Rico y sensual!, el gusto: Agradablemente salino, el tacto: resbaladizo de seda y finalmente el oido: sonoridad marina, música clásica en días tranquilos como hoy.
Agradecimiento por conseguir una meditación gozosa en este pedacito de mar y poder llevarme tierra adentro, mucha energía positiva.

miércoles, 6 de julio de 2016

En verano, vacaciones

Una vez más nuestra Yaki se ha ido. Durante muchos años se fue a pasar el verano en un lugar desconocido para nosotros. Cuando llegaba Mayo  o Junio, desaparecía para volver en Septiembre, Octubre o cuando empezaba el frío. Eran sus vacaciones estivales y volvía con muy buen aspecto, como si no le hubiesen faltado comida ni cuidados.  Esto se repitió muchas veces y su vuelta era un gran motivo de alegría. Sin embargo, ahora no es igual, 15 años y un atropello, del que milagrosamente se recuperó, la habían debilitado y era una gatita frágil con muchos problemas para comer y para hacerse oír. Ella que fue en su día la gata que más hablaba, había perdido su característico maullido, aunque no la capacidad de comunicación. Ni el fino oído, venía rápidamente cuando la llamaba.
Ahora no está y me cuesta pensar que puede volver como antaño, pero me gusta trabajar el optimismo y espero que un día me de la gran sorpresa de volver a ver sus grandes y bonitos ojos verdes. Y como tantas veces, decirle : Vuelve Yaki.