sábado, 28 de junio de 2008

Tres días y unos meses

El nombre de Franklin parecía que le quedaba bien, pero por alguna razón no terminaba de adaptarse, había algo raro, algo diferente y extraño. Era un gatito pequeño y juguetón, pero no tanto, comía a todas horas…y engordó. De una manera peculiar, poniéndose cada día más guapa, con sus grandes ojos cada día más expresivos fue sacándonos del error y se convirtió en Mini, la madre más chiquitita que he visto. También parecía, desde su pequeño tamaño, y desde su corta vida, supongo, incapaz de llevar a cabo tan ardua tarea, pero la naturaleza es más sabia y tengo que reconocer mis equivocaciones, las cosas no siempre son lo que parecen y a veces las sorpresas, pueden ser muy agradables.

martes, 3 de junio de 2008

Magnífico hotel

Más que nada por sus huéspedes cariñosos,
que toman el sol de maneras
poco convencionales
Me encantó Cádiz, es una ciudad preciosa, con el mar abrazándola, los Ficus majestuosos, -no como esos de treinta hojas que tenemos en Madrid- el resto de la vegetación exuberante, como un arco iris de azul, violeta, carmín, verdes infinitos. Me recordaba a Lisboa, con los mismos vestigios de pasadas grandezas y una infinita mirada puesta en el Océano Atlántico, por donde llegaban las naves de las Américas. Otras naves habían llegado antes por el Mediterráneo, fenicias o aún más poderosas, romanas. COLUMELA, Lucio Junio Moderato, nació en Cádiz , en el siglo I, escribió –parece que mucho y bien- sobre agricultura De re rustica y Liber de Arboribus, son un compedio de todo lo que se conocía sobre labores del campo, aperos, semillas, plantas medicinales y dañinas, conservas, etc. En prosa y en verso, dándole la importancia que dicha actividad tenía como base de la economía y de las virtudes más sencillas y elevadas que todo hombre deseaba tener en la Roma Imperial, que eran las mismas de hoy o las que en el siglo XIX le gustaban a Henry David Thoreau, con ligeros matices, dos mil años después los seres humanos son iguales.

domingo, 1 de junio de 2008

Demasiado libre, El Chiki.

...Y volviéndose a Sancho, le dijo: la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres... Venturoso aquel a quién el Cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo Cielo. MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA, nació en 1547 en Alcalá de Henares (Madrid), es autor de Don Quijote de la Mancha además de novelas, entremeses, etc. Dice de sí mismo: Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo y de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria. Parece que quería ir a América, con alguna misión oficial o algún tipo de empleo dados sus méritos militares, pero nunca recibió compensación alguna, todo lo contrario, sufrió algún encarcelamiento, puede que sin mucho fundamento y murió sin recursos, sin sospechar su trascendencia posterior que hoy, le hace cara de una moneda. Como si de un poderoso emperador romano se tratara, claro que sus méritos no son menores.